La bella Flor, morena, esbelta y de grandes ojos negros, estaba enamorada de Ágil, un joven inquieto, apasionado, juntos solían pasear al atardecer por un bosquecillo cercano, a la orilla de un arroyo impetuoso y juguetón. Pero como los enamorados pertenecían a dos tribus enemigas, se veían poco, pues debían mantener su amor en secreto.
Pasaron los días. Una y otra vez, Ágil la buscó sin hallarla en la penumbra suave y tibia del bosque hasta que la Luna, apenada por su dolor, le contó lo que había sucedido y agregó:
–Ayer he visto otra vez a Flor, muy angustiada, lloraba amargamente pues está desesperada.
–¿En una flor? Dime, ¿en qué clase de flor? ¿Cómo puedo encontrarla?
–¡Ay, amigo! No puedo decírtelo porque no lo sé… –respondió la Luna.
El muchacho palideció y solicitó la ayuda de su dios:
–¡Tupá, tengo que encontrarla! Sé que en los pétalos de Flor reconoceré el sabor de sus besos. ¡Ayúdame a dar con ella!
Ante el asombro de la Luna, el cuerpo de Ágil fue disminuyendo cada vez más. Se hizo pequeño, pequeño, hasta quedar convertido en un pájaro delicado y frágil de muchos colores, que salió volando rápidamente. Era un colibrí.
Desde entonces, el novio triste pasa sus días recorriendo las ramas floridas y besa apresuradamente los labios de las flores, buscando una, sólo una.
Desde hace tiempo, los más viejos de la tribu cuentan también que todavía no la ha encontrado…
Colibrí en distintos idiomas:
en ingles: Hummingbird
en francés: colibrí
en italiano: Colibrí
en japones: ハミングバード
en ruso: Колибри
en quechua: Dominiku
en guaraní: mainumbí
en francés: colibrí
en italiano: Colibrí
en japones: ハミングバード
en ruso: Колибри
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